Inmóvil nada puede hacer,
más que seguir con la actitud triunfante de siempre,
aparentando orgullos ancestrales que de nada sirven.
Su consuelo es la luz prestada del hijo de Adán,
porque en las noches,
ilumina su propia existencia
y la muchas otras criaturas.
A ella no le importa que te marches
nada puede hacer...
En el fondo guarda seria tranquilidad...
Conoce bien la rutina: volverás temprano y por la tarde te irás.
Círculo eterno...
Fuego lento...
Inmóvil y triunfante la acariciarás,
hasta que se cumpla el hiriente deseo del hijo de Adán...
Lety Espinoza