Musulmanes en Saltillo
[Ruta Libre]Por Leticia Espinoza | Saltillo, Coah.
No importa dónde estén, en la oficina, la calle o en su casa, buscan el punto en el horizonte donde nace el sol para rezar. Se hincan, se postran, es la forma de adorar a su dios Alá. Su color de piel es distinta y sus lenguajes también, llegaron de diferentes latitudes a radicar en Saltillo, otros salieron de esta ciudad a conocer el mundo y adoptaron al islam como su forma de vida.
La expansión del islam llegó a países del oriente cuando los árabes comercializaban el papel, y con la conquista de territorios en la península ibérica, en México se dio por la migración y recientemente por internet.
La comunidad musulmana de Saltillo se encontró a través de la red social Facebook, y después de conocerse virtualmente acordaron reunirse cada viernes en sus propias viviendas, para luego el pasado julio realizar su primer gran encuentro.
Lo llamaron “El mundo contemporáneo y su relación con el islam” con el fin de hablar a musulmanes y no musulmanes sobre la religión de Alá, pues consideran que ante el crecimiento de la islamofobia la gente requiere información, ya que las conductas violentas de ciertos extremistas, no se le pueden atribuir a los mil 500 millones de musulmanes en el mundo.
A la cita llegaron mujeres envueltas en sus velos y hombres con barba que siguen la tradición de los antiguos profetas, así como personas llenas de dudas sobre la poligamia del islam y el extremismo de los árabes.
Isa Rojas, director del Instituto de Lengua y Cultura Árabe México, explica que la violencia que existe es por temas políticos y no por cuestiones religiosas.
“Hablando del crecimiento del islam, del 2010 al 2050 es la única religión que va crecer en un 73%; en México somos una minoría, pero no en el mundo. Sólo el 20% de los musulmanes son árabes, el islam no es una religión de Medio Oriente ni de Arabia, hacerse musulmanes no es arabizarse, es más allá de lo árabe, los países de mayor número de musulmanes son Malasia, Indonesia, Norteamérica, África y Europa en menor cantidad”, comenta el experto.
Una joven pregunta ¿por qué se permite la poligamia?, Rojas dice que actualmente solo el 3% de los musulmanes tienen varias esposas, y que la mujer antes de casarse puede hacer un convenio para no permitirla.
“El islam se fija en el derecho a la mujer siempre, es difícil mantener una familia, más difícil mantener dos, la condición es que los derechos de la primer mujer serán totales a las demás, es decir, si pasa la noche con una, debe pasar la otra con la segunda; si le da el gasto a una, le da el gasto a la otra; si a una le pone una casa, le debe poner a la otra una casa en las mismas condiciones y si no puede, no es permitido; el islam es sabio, es lamentable que haya hombres en México que tienen a su familia viviendo en pobreza y a la amante en un departamento muy bien vestida”, asevera.
Los asistentes se dan un espacio para recitar el Corán, lo hace un joven, el hijo de Gabriela Carreón, una de las saltillenses convertida al islam que organizó el evento.
Dos hombres confirmaron su fe en el islam pronunciando “La ilaja Ilalaju Mujámed- ur- Rasulalá” que significa “No hay ningún dios excepto Alá (nombre personal de Dios) y Mujámed es el mensajero de Alá”, no hay necesidad de bautizos con agua o ceremonias para volverse musulmán, uno de ellos proveniente de General Cepeda es quizá el único musulmán en su comunidad.
Cuando la tarde cae hacen una demostración del rezo, a uno de los integrantes se le ve conmovido: es Navi Laye Moussa Kourouma un hombre de color que sonríe, ya que por primera vez en muchos años rezará junto con un grupo de musulmanes.
La comunidad musulmana en México no es muy extensa, pero es significativa. La primera mezquita que se construyó en el país se inauguró en Torreón hace 23 años por un grupo pequeño. A ella acuden entre 100 y 250 miembros, descendientes de los primeros inmigrantes árabes que se establecieron ahí a principios del siglo 20, atraídos por el auge agrícola en la Comarca Lagunera.
Para ellos no hay forma de adorar a Dios más que de pie, inclinándose, postrándose e hincándose, rezar cinco veces al día les impide portarse mal, y al rezar giran su cabeza hacia un lado y hacia el otro, saludan a los ángeles que se encuentran a su derecha y a su izquierda.
LA HISTORIA DE MOUSSA
Las canas apenas se ven detrás de su caftán, una gorrita que en Saltillo le ha sido muy útil contra el sol, usualmente pasa inadvertido, se confunde entre los extranjeros, pero hoy se ha vestido con un traje beige estilo árabe, una camisa ancha y larga con bordados artesanales que contrasta con el color de su piel.
La sonrisa se dibuja en su rostro, porque después de años hablará de su religión, la que muchos consideran es de terroristas: el islam.
“No es una religión de violencia en ningún momento el profeta Mahoma incitó a los fieles a la violencia, enseñó el respeto total hacia su prójimo, a sus mujeres, hacia los niños, no vayan a equivocarse, somos tolerantes y bondadosos”, dice.
Navi Laye Moussa Kourouma nació entre musulmanes en la República de Guinea, una excolonia francesa ubicada al occidente de África donde 95% de los pobladores son musulmanes. Desde pequeño supo lo que era una mezquita, asistía a una escuela coránica, así como los niños católicos van al catecismo, él aprendió el Corán en árabe, tal como le fue revelado a Mohamed, el profeta Mahoma.
“Todos los musulmanes creen en un solo dios, Alá, el creador, el omnipotente, Mahoma es el profeta que nos hizo venerar a Dios, lo creemos y lo agradecemos infinitamente”, dice.
Llegó de un país de clima tropical separado por solo 12 grados de latitud del Ecuador, donde la gente sólo conoce dos estaciones el invierno y el verano, un invierno caracterizado por seis meses de lluvia, donde los montones de agua son aprovechados para crear cascadas que producen energía hidroeléctrica. Por años se alimentó de la pesca de agua salada y dulce, y de las frutas que brotaban en cada esquina.
Su vida cambió hace 25 años, llegó a México, a Coahuila: “Vine aquí y todo está medio seco, pero aquí la gente es muy linda, tuve un acogimiento muy agradable, no he tenido problema con nadie y gracias a Dios voy y vengo a mi país, la última vez ya no soporté el cambio de clima y me enfermé”, dice.
Moussa cruzó el Atlántico para estudiar una maestría en Nutrición Animal en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), a través de una beca se especializó en la preparación de alimentos para vacas lecheras.
Con su experiencia consiguió un empleo en la empresa Lala, ubicada en el municipio de Torreón, en esta ciudad encontró después de mucho tiempo un lugar para rezar en Coahuila, una mezquita musulmana pues antes siempre lo hizo en soledad. Ahora es profesor de francés, el lenguaje de su país, en la Universidad Tecnológica de Coahuila y se ha naturalizado mexicano.
“Mis papás, mis abuelos, todos eran musulmanes, el islam es una religión de la paz que cuando la entiendes y la dominas, te da un entendimiento universal del mundo, de cómo el mundo está creado, a sus adeptos nos llaman musulmanes que significa persona sometida a la realidad de Dios, una religión de no violencia, de amor, de convivencia y tolerancia”, reitera Moussa.
En Saltillo conoció a su esposa, quien pertenece a la religión de los Santos de los Últimos Días, y aún así ella y sus padres accedieron a celebrar la boda por la tradición musulmana.
A sus dos hijas de 22 y 20 años las han educado para creer en lo que ellas decidan: “Les enseñé mi religión desde que eran niñas y aún sigo haciéndolo, la mamá también, respetarnos ha sido lo más importante, además las metí a una escuela católica en el Colegio San José, todo eso para que tuvieran un amplio criterio y eligieran”.
“Diosito nos abre un poco el ojo, un tantito para que entendamos el cuerpo humano, el universo, para que descubramos la tecnología, Dios sabe todo, lo que no quiere que sepamos nunca lo sabremos, eso hay que hacer entender a los niños, que existe Dios”.
Piensa que las peleas a causa de la religión ya pasaron, y lo que cuenta es la fe en un Dios, que lo importante es darles a los hijos herramientas para que puedan abrir el sendero que van a seguir toda la vida.
“Yo me siento a gusto, que mi misión –como la de cada papá– es enseñarle su religión a sus hijos y esto forma parte de nuestros principios, el hijo que no siga el camino de la religión es porque tomó por su gusto, el aspecto espiritual es importante”, dice.
Practicar su religión en Saltillo ha sido un poco difícil, es complicado poder orar cinco veces al día como lo ordena el Corán, por eso cuando no es posible rezar lo considera una deuda que paga al llegar a su casa con un rezo más prolongado.
Sentado en la sala que sirve como su lugar de oración Moussa toma el Corán, un libro de más de 500 páginas en el que se encuentra la sabiduría del islam, inicia por la contraportada y se lee en árabe de derecha a izquierda, es de los pocos ejemplares que viene con una traducción al español porque con él enseña a quienes no dominan el árabe.
Por mucho tiempo Moussa practicó su religión en soledad, fue hasta hace poco que encontró por Facebook a un grupo de musulmanes en Saltillo, con quienes se reúne cada viernes para rezar, una vez en cada casa.
“Alabado sea Alá, el compasivo, el misericordioso, dueño del día y del juicio, a ti solo servimos a ti solo imploramos, ayúdanos, dirígenos por el camino recto, el camino de los que has favorecido, no el de los que son motivo de ira, ni el de los extraviados”, lee al abrir el libro.
A sus espaldas hay una alfombra con los lugares significativos para los musulmanes, ahí está la Meca, y su sueño es poder visitarla, pues uno de los cinco pilares del islam es realizar este viaje, sin embargo, Moussa prefirió que su madre acudiera primero, su peregrinación vendrá una vez que él esté preparado.
LA FE DE RITO III
En la casa de Rito III las personas que entran deben quitarse los zapatos o las sandalias y dejarlas en la puerta, una tradición que se practica en Indonesia, el país natal de su esposa Herwinda. En este hogar todo se detiene para rezar puntualmente y lo mismo se comen platillos orientales que enchiladas.
Hace poco más de una década, cuando concluyó sus estudios universitarios, Rito III Velázquez Alemán se contactó con una compañía de petróleo francés que lo envió a Indonesia, ahí fue su primer encuentro con el islam:
“Yo me acuerdo que en primaria había escuchado hablar de Mahoma, pero fue un shock porque vi la gente usando sarú, sus trajes tradicionales y yendo a sus rezos, casi todos mis compañeros eran musulmanes, había pocos americanos y yo era el único mexicano”, cuenta.
Durante su estancia en aquel país, vivía en la isla de Sumatra en un pueblo petrolero, y fue una ex novia quien lo intentó introducir al islam sin mucho éxito, luego terminaron su relación.
Después de un año de labor, un día antes de abandonar Indonesia para ser transferido a Pakistán conoció a Herwinda Puspa Sari, la mujer delgada que hoy lo acompaña cubierta de los pies a la cabeza, dejando ver sus ojos grandes rasgados y sus labios pintados, pues considera que la mujer es como una perla y como tal debe estar protegida.
“En Yakarta, en la ciudad capital, me invitaron a una fiesta, mi jefe, y ahí conocí a mi esposa, yo le dije a mi jefe ella va a ser mi novia y si es buena muchacha va a ser mi esposa, yo llegué, me presenté, y nunca nadie me había dicho que era mexicano, y con eso amarramos bien, al día siguiente perdí el avión para quedarme con ella unos días más, ella también era musulmana”, dice sonriendo.
En Indonesia, a pesar de que el 80% de las personas son musulmanes, y es el país donde existen más musulmanes en el mundo, la gente es muy abierta y tolerante, sin embargo, en Pakistán, Rito III conoció el lado radical del islam.
“Los hombres usaban ropa holgada y su camisa larga, y las mujeres son muy protegidas, si yo me acerco a una dama los demás hombres empiezan a preguntar qué quieres, a tal grado que si era noche y una dama nos veía rápido se metía su casa, o daba la vuelta. Ahí experimenté mi primer ramadán, es el mes sagrado del islam donde uno tiene que ayunar desde que sale hasta que se esconde el sol, en Indonesia no los sufrí porque había extranjeros, pero cuando llegué Pakistán e iba al pozo no había comida”, cuenta.
Se despertaba sudando con 45 grados centígrados y en medio del desierto no tenía ni agua, ni comida, así que su primer Ramadán lo hizo casi a la fuerza, se levantaba y comía junto con la cuadrilla de trabajadores musulmanes, en la noche comía bastante y dejaba algo de alimento para el día siguiente.
Por ese tiempo, Herwinda le platicó que ella sabía el Corán de memoria, y le preguntó que sí sabía la Biblia de memoria, a él le dio vergüenza decirse católico y no conocer las escrituras, así que comenzó a leerlas hasta que terminó. En sus viajes a Saltillo acudía a la iglesia de Fátima para aclarar dudas, éstas no fueron resueltas de manera satisfactoria por el sacerdote.
“Yo empecé a tambalear, en la Biblia decía no comas puerco, que David rezaba orientado al sol, yo veía que lo que hacían los musulmanes era lo que venía en la Biblia, que tenían varias mujeres”, dice sonriendo.
Al concluir la lectura de la Biblia, empezó a leer el Corán, en él descubrió la esencia de la Biblia, sin embargo el musulmán a diferencia del católico seguía las normas. A Rito III, de profesión ingeniero, acostumbrado a seguir pasos y métodos, eso le gustó.
Había pasado un año y medio y su relación a la distancia con Herwinda avanzó a tal punto que se presentó con sus papás, y el único requisito que el padre de ella le puso era que si la pretendía en serio se convirtiera al islam.
“Yo estaba de vacaciones, y leía, hay un momento donde se pone fuerte el mensaje y dice si tú eres un hombre verdadero que amas a Dios, al leer estas palabras soltarás en llanto, y me solté llorando, me arrodillé, dije, Dios tú me has iluminado y mostrado la manera”, cuenta.
Aquel día se convenció de convertirse, fue con un obispo o imán, y testificó que sólo hay un Dios y que Mujámed (Mahoma) era su último profeta.
Le dieron un nombre musulmán, Mohamed Rido, les comentó a sus padres y se extrañaron, pero al ver que dejó de beber y vieron un cambio positivo dejaron de cuestionarlo.
Tras vivir en distintos países junto con sus hijos de 10, 7 y 4 años, hace unos meses llegó a Saltillo: “Me da alegría estar en mi tierra, porque hay gente como Denis y Maricela con quienes podemos compartir nuestras experiencias y traer la religión acá, exponerla, porque antes no la conocíamos”, dice al referirse a dos de sus invitadas, quienes están interesadas en el islam.
Le da tristeza que no exista una mezquita en Saltillo, extraña levantarse desde las cinco de la mañana para rezar junto a otros musulmanes, añora los viernes y vivir el Ramadán en comunidad.
Rito III es vendedor y recorre las plantas armadoras, camina largos trayectos, y apenas ha conseguido un lugar donde rezar en su trabajo, ha visto la gran diferencia con países como Pakistán, donde los musulmanes tienen facilidades, salen más temprano en tiempos del Ramadán precisamente para evitar accidentes derivados de no comer.
Justo antes de la comida, sus niños llegan del campamento de verano a tiempo para rezar; él y su hijo Rito IV se lavan su cara y sus brazos como un acto de purificación y encabezan el rezo junto con Herwinda y sus invitadas, la oración se lleva a cabo en una de las recámaras de la planta alta de su casa, un espacio sencillo, cubierto de alfombras y cojines.
La ilusión de Rito III es poder rezar en una mezquita como Dios manda, por eso se ha empeñado en buscar a otros musulmanes en Saltillo, el año pasado conocieron a Gabriela Carreón en Bangladesh, otra saltillense que en Estados Unidos tiene el mismo sueño, construir en su ciudad natal un centro de oración.
LA MAESTRA DEL CORÁN
Desde hace años Gabriela había pensado difundir el islam en Saltillo, sin embargo la vida la había tenido ocupada en el estudio del Corán en Egipto, la enseñanza a sus hijos, y las clases a mujeres latinas conversas en Estados Unidos.
“La vida me ha puesto en este camino, en distintos lugares, yo pienso que esto es de Dios, pienso que Dios me ha elegido, cuando era joven en mis altas y bajas yo le pedía a Dios que me hiciera monja, pero mira ahora yo traigo una vestimenta similar a la de una monja, en otra etapa le pedía que me llevara con Él, me está acercando, me está guiando para hacer cosas , el islam ha llenado mi vida”, comenta Gabriela Carreón.
Recién llegó de Estados Unidos a su casa ubicada en la colonia Chamizal, en Saltillo, para organizar el primer evento para difundir el islam.
Gabriela cuenta que a los 20 años viajó al país del norte para conocer algo nuevo, y lo hizo, se acercó al islam al casarse, pues aunque ella acudía a una iglesia católica donde veía a Jesús crucificado, y trataba de seguir la tradición de un Dios en tres personas, su esposo de origen paquistaní acudía a una mezquita.
Preguntaba a su esposo Tanveer Moosa “¿Tú a quién le estás rezando?” y él respondía “Le estoy rezando a Dios directamente”.
Cada viernes iba y se sentaba a observarlo, con el tiempo empezó a rezar y pedirle a un solo Dios, aunque le costaba trabajo, porque nunca había escuchado de Mahoma, o Mujámed.
Durante los últimos 10 años ha pasado el ciclo escolar en Egipto porque lleva a sus hijos a que aprendan árabe y el Corán.
En Houston, Estados Unidos, radica sólo en veranos, vive en una comunidad latina de inmigrantes musulmanes y conversos, donde la mezquita se llena y en la época del Ramadán falta lugar para rezar.
“La comunidad hispana está tratando de ayudar a los latinos de lo que hemos aprendido, hay clases de islam en español, hay clases de árabe, y ahorita yo soy la única latina que está dando clases de árabe, a veces como no hay maestro cuando me voy, damos clases por sky”, explica Gabriela.
Ella imparte clases en el Instituto As-Sabeel y sus alumnas son mujeres mayores, jovencitas, y también hombres porque no hay nadie que les enseñe.
Lo que ella descubre al enseñar el islam es la misma emoción que sintió cuando leyó por primera vez el Corán, Gabriela posee una acreditación para saberlo leer, pues se requiere una entonación especial, además de entenderlo.
“Mi esposo dice que él va detrás de mí, que yo llevo la delantera. Y su mamá está contenta de que yo haya llegado a su vida, él está haciendo más. En su país es mucha la pobreza, hay lugares donde no ha llegado el agua, es tan poco el ingreso y él ayuda a la mezquita y a tener escuelas islámicas para los hijos, porque el Gobierno no ayuda en eso”, dice.
Gabriela admira a su esposo profundamente, él tiene un negocio de cambio de aceite y autolavado, además estudia, ahora mismo cursa una licenciatura en Ciencias Políticas y duerme muy poco.
En la sala junto con su esposo están sus dos hijos, Abraham el más grande, es un joven que considera que tener a sus padres es una bendición y se impacta con un capítulo del Corán donde dice que es imposible que alguien pueda sufrir y suplir el dolor que siente una madre cuando un hijo nace.
Tanto Gabriela como su familia acudieron a la Meca y hoy su propósito es seguir extendiendo el mensaje del profeta Mujámed (Mahoma), tanto en Estados Unidos como en Saltillo, pese a que la discriminación en el país del norte está a la orden del día.
“Lo que vemos ocasionalmente en nuestras amistades es que las insultaron, que las aventaron, la mayoría de musulmanes son gente extranjera no americanos, somos en su mayoría inmigrantes”.
Piensa que la gente no tiene derecho a prohibir a la mujer musulmana que se cubra, es una ofensa forzarlas a despojarse del velo que se han puesto por convicción y no por opresión:
“La mujer en el islam, es una bendición especial, antes a las niñas se les enterraba vivas, esto cambió con el islam, antes eran consideradas una amenaza, un objeto sexual, el islam dio a este sector el lugar legítimo en la vida, “respetar los úteros que los guardaron”, hombres y mujeres tienen los mimos derechos, además eliminó falsos conceptos de que Eva tentó a Adán. En el islam los hijos tenemos que obedecer a la madre, la mamá está sobre todas las cosas después de Dios”, refiere Gabriela.
En México no ha sufrido discriminación, su madre también se ha convertido y al igual que ella viste cubriendo su cuerpo dejando a la vista sólo su rostro, y aunque su padre sigue siendo católico y revela que a estas alturas de su vida no cambiaría de religión, acompaña a su hija por una sencilla y poderosa razón: “Gaby es mi hija y la quiero”.
Gabriela cuenta que un día entró a Facebook para ver con quiénes charlaban sus hijos, ahora lo utiliza para contactarse con musulmanes que tienen en común una ciudad: Saltillo.
Cuando camina por el centro de Saltillo a Gabriela le preguntan por qué está vestida así, cuando camina con su hija le dicen que la joven parece maniquí, a menudo piensan que no es real, entonces aprovecha para entregarles un folleto o un libro del islam que, como hoy, siempre trae por ahí.
La expansión del islam llegó a países del oriente cuando los árabes comercializaban el papel, y con la conquista de territorios en la península ibérica, en México se dio por la migración y recientemente por internet.
La comunidad musulmana de Saltillo se encontró a través de la red social Facebook, y después de conocerse virtualmente acordaron reunirse cada viernes en sus propias viviendas, para luego el pasado julio realizar su primer gran encuentro.
Lo llamaron “El mundo contemporáneo y su relación con el islam” con el fin de hablar a musulmanes y no musulmanes sobre la religión de Alá, pues consideran que ante el crecimiento de la islamofobia la gente requiere información, ya que las conductas violentas de ciertos extremistas, no se le pueden atribuir a los mil 500 millones de musulmanes en el mundo.
A la cita llegaron mujeres envueltas en sus velos y hombres con barba que siguen la tradición de los antiguos profetas, así como personas llenas de dudas sobre la poligamia del islam y el extremismo de los árabes.
Isa Rojas, director del Instituto de Lengua y Cultura Árabe México, explica que la violencia que existe es por temas políticos y no por cuestiones religiosas.
“Hablando del crecimiento del islam, del 2010 al 2050 es la única religión que va crecer en un 73%; en México somos una minoría, pero no en el mundo. Sólo el 20% de los musulmanes son árabes, el islam no es una religión de Medio Oriente ni de Arabia, hacerse musulmanes no es arabizarse, es más allá de lo árabe, los países de mayor número de musulmanes son Malasia, Indonesia, Norteamérica, África y Europa en menor cantidad”, comenta el experto.
Una joven pregunta ¿por qué se permite la poligamia?, Rojas dice que actualmente solo el 3% de los musulmanes tienen varias esposas, y que la mujer antes de casarse puede hacer un convenio para no permitirla.
“El islam se fija en el derecho a la mujer siempre, es difícil mantener una familia, más difícil mantener dos, la condición es que los derechos de la primer mujer serán totales a las demás, es decir, si pasa la noche con una, debe pasar la otra con la segunda; si le da el gasto a una, le da el gasto a la otra; si a una le pone una casa, le debe poner a la otra una casa en las mismas condiciones y si no puede, no es permitido; el islam es sabio, es lamentable que haya hombres en México que tienen a su familia viviendo en pobreza y a la amante en un departamento muy bien vestida”, asevera.
Los asistentes se dan un espacio para recitar el Corán, lo hace un joven, el hijo de Gabriela Carreón, una de las saltillenses convertida al islam que organizó el evento.
Dos hombres confirmaron su fe en el islam pronunciando “La ilaja Ilalaju Mujámed- ur- Rasulalá” que significa “No hay ningún dios excepto Alá (nombre personal de Dios) y Mujámed es el mensajero de Alá”, no hay necesidad de bautizos con agua o ceremonias para volverse musulmán, uno de ellos proveniente de General Cepeda es quizá el único musulmán en su comunidad.
Cuando la tarde cae hacen una demostración del rezo, a uno de los integrantes se le ve conmovido: es Navi Laye Moussa Kourouma un hombre de color que sonríe, ya que por primera vez en muchos años rezará junto con un grupo de musulmanes.
La comunidad musulmana en México no es muy extensa, pero es significativa. La primera mezquita que se construyó en el país se inauguró en Torreón hace 23 años por un grupo pequeño. A ella acuden entre 100 y 250 miembros, descendientes de los primeros inmigrantes árabes que se establecieron ahí a principios del siglo 20, atraídos por el auge agrícola en la Comarca Lagunera.
Para ellos no hay forma de adorar a Dios más que de pie, inclinándose, postrándose e hincándose, rezar cinco veces al día les impide portarse mal, y al rezar giran su cabeza hacia un lado y hacia el otro, saludan a los ángeles que se encuentran a su derecha y a su izquierda.
LA HISTORIA DE MOUSSA
Las canas apenas se ven detrás de su caftán, una gorrita que en Saltillo le ha sido muy útil contra el sol, usualmente pasa inadvertido, se confunde entre los extranjeros, pero hoy se ha vestido con un traje beige estilo árabe, una camisa ancha y larga con bordados artesanales que contrasta con el color de su piel.
La sonrisa se dibuja en su rostro, porque después de años hablará de su religión, la que muchos consideran es de terroristas: el islam.
“No es una religión de violencia en ningún momento el profeta Mahoma incitó a los fieles a la violencia, enseñó el respeto total hacia su prójimo, a sus mujeres, hacia los niños, no vayan a equivocarse, somos tolerantes y bondadosos”, dice.
Navi Laye Moussa Kourouma nació entre musulmanes en la República de Guinea, una excolonia francesa ubicada al occidente de África donde 95% de los pobladores son musulmanes. Desde pequeño supo lo que era una mezquita, asistía a una escuela coránica, así como los niños católicos van al catecismo, él aprendió el Corán en árabe, tal como le fue revelado a Mohamed, el profeta Mahoma.
“Todos los musulmanes creen en un solo dios, Alá, el creador, el omnipotente, Mahoma es el profeta que nos hizo venerar a Dios, lo creemos y lo agradecemos infinitamente”, dice.
Llegó de un país de clima tropical separado por solo 12 grados de latitud del Ecuador, donde la gente sólo conoce dos estaciones el invierno y el verano, un invierno caracterizado por seis meses de lluvia, donde los montones de agua son aprovechados para crear cascadas que producen energía hidroeléctrica. Por años se alimentó de la pesca de agua salada y dulce, y de las frutas que brotaban en cada esquina.
Su vida cambió hace 25 años, llegó a México, a Coahuila: “Vine aquí y todo está medio seco, pero aquí la gente es muy linda, tuve un acogimiento muy agradable, no he tenido problema con nadie y gracias a Dios voy y vengo a mi país, la última vez ya no soporté el cambio de clima y me enfermé”, dice.
Moussa cruzó el Atlántico para estudiar una maestría en Nutrición Animal en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), a través de una beca se especializó en la preparación de alimentos para vacas lecheras.
Con su experiencia consiguió un empleo en la empresa Lala, ubicada en el municipio de Torreón, en esta ciudad encontró después de mucho tiempo un lugar para rezar en Coahuila, una mezquita musulmana pues antes siempre lo hizo en soledad. Ahora es profesor de francés, el lenguaje de su país, en la Universidad Tecnológica de Coahuila y se ha naturalizado mexicano.
“Mis papás, mis abuelos, todos eran musulmanes, el islam es una religión de la paz que cuando la entiendes y la dominas, te da un entendimiento universal del mundo, de cómo el mundo está creado, a sus adeptos nos llaman musulmanes que significa persona sometida a la realidad de Dios, una religión de no violencia, de amor, de convivencia y tolerancia”, reitera Moussa.
En Saltillo conoció a su esposa, quien pertenece a la religión de los Santos de los Últimos Días, y aún así ella y sus padres accedieron a celebrar la boda por la tradición musulmana.
A sus dos hijas de 22 y 20 años las han educado para creer en lo que ellas decidan: “Les enseñé mi religión desde que eran niñas y aún sigo haciéndolo, la mamá también, respetarnos ha sido lo más importante, además las metí a una escuela católica en el Colegio San José, todo eso para que tuvieran un amplio criterio y eligieran”.
“Diosito nos abre un poco el ojo, un tantito para que entendamos el cuerpo humano, el universo, para que descubramos la tecnología, Dios sabe todo, lo que no quiere que sepamos nunca lo sabremos, eso hay que hacer entender a los niños, que existe Dios”.
Piensa que las peleas a causa de la religión ya pasaron, y lo que cuenta es la fe en un Dios, que lo importante es darles a los hijos herramientas para que puedan abrir el sendero que van a seguir toda la vida.
“Yo me siento a gusto, que mi misión –como la de cada papá– es enseñarle su religión a sus hijos y esto forma parte de nuestros principios, el hijo que no siga el camino de la religión es porque tomó por su gusto, el aspecto espiritual es importante”, dice.
Practicar su religión en Saltillo ha sido un poco difícil, es complicado poder orar cinco veces al día como lo ordena el Corán, por eso cuando no es posible rezar lo considera una deuda que paga al llegar a su casa con un rezo más prolongado.
Sentado en la sala que sirve como su lugar de oración Moussa toma el Corán, un libro de más de 500 páginas en el que se encuentra la sabiduría del islam, inicia por la contraportada y se lee en árabe de derecha a izquierda, es de los pocos ejemplares que viene con una traducción al español porque con él enseña a quienes no dominan el árabe.
Por mucho tiempo Moussa practicó su religión en soledad, fue hasta hace poco que encontró por Facebook a un grupo de musulmanes en Saltillo, con quienes se reúne cada viernes para rezar, una vez en cada casa.
“Alabado sea Alá, el compasivo, el misericordioso, dueño del día y del juicio, a ti solo servimos a ti solo imploramos, ayúdanos, dirígenos por el camino recto, el camino de los que has favorecido, no el de los que son motivo de ira, ni el de los extraviados”, lee al abrir el libro.
A sus espaldas hay una alfombra con los lugares significativos para los musulmanes, ahí está la Meca, y su sueño es poder visitarla, pues uno de los cinco pilares del islam es realizar este viaje, sin embargo, Moussa prefirió que su madre acudiera primero, su peregrinación vendrá una vez que él esté preparado.
LA FE DE RITO III
En la casa de Rito III las personas que entran deben quitarse los zapatos o las sandalias y dejarlas en la puerta, una tradición que se practica en Indonesia, el país natal de su esposa Herwinda. En este hogar todo se detiene para rezar puntualmente y lo mismo se comen platillos orientales que enchiladas.
Hace poco más de una década, cuando concluyó sus estudios universitarios, Rito III Velázquez Alemán se contactó con una compañía de petróleo francés que lo envió a Indonesia, ahí fue su primer encuentro con el islam:
“Yo me acuerdo que en primaria había escuchado hablar de Mahoma, pero fue un shock porque vi la gente usando sarú, sus trajes tradicionales y yendo a sus rezos, casi todos mis compañeros eran musulmanes, había pocos americanos y yo era el único mexicano”, cuenta.
Durante su estancia en aquel país, vivía en la isla de Sumatra en un pueblo petrolero, y fue una ex novia quien lo intentó introducir al islam sin mucho éxito, luego terminaron su relación.
Después de un año de labor, un día antes de abandonar Indonesia para ser transferido a Pakistán conoció a Herwinda Puspa Sari, la mujer delgada que hoy lo acompaña cubierta de los pies a la cabeza, dejando ver sus ojos grandes rasgados y sus labios pintados, pues considera que la mujer es como una perla y como tal debe estar protegida.
“En Yakarta, en la ciudad capital, me invitaron a una fiesta, mi jefe, y ahí conocí a mi esposa, yo le dije a mi jefe ella va a ser mi novia y si es buena muchacha va a ser mi esposa, yo llegué, me presenté, y nunca nadie me había dicho que era mexicano, y con eso amarramos bien, al día siguiente perdí el avión para quedarme con ella unos días más, ella también era musulmana”, dice sonriendo.
En Indonesia, a pesar de que el 80% de las personas son musulmanes, y es el país donde existen más musulmanes en el mundo, la gente es muy abierta y tolerante, sin embargo, en Pakistán, Rito III conoció el lado radical del islam.
“Los hombres usaban ropa holgada y su camisa larga, y las mujeres son muy protegidas, si yo me acerco a una dama los demás hombres empiezan a preguntar qué quieres, a tal grado que si era noche y una dama nos veía rápido se metía su casa, o daba la vuelta. Ahí experimenté mi primer ramadán, es el mes sagrado del islam donde uno tiene que ayunar desde que sale hasta que se esconde el sol, en Indonesia no los sufrí porque había extranjeros, pero cuando llegué Pakistán e iba al pozo no había comida”, cuenta.
Se despertaba sudando con 45 grados centígrados y en medio del desierto no tenía ni agua, ni comida, así que su primer Ramadán lo hizo casi a la fuerza, se levantaba y comía junto con la cuadrilla de trabajadores musulmanes, en la noche comía bastante y dejaba algo de alimento para el día siguiente.
Por ese tiempo, Herwinda le platicó que ella sabía el Corán de memoria, y le preguntó que sí sabía la Biblia de memoria, a él le dio vergüenza decirse católico y no conocer las escrituras, así que comenzó a leerlas hasta que terminó. En sus viajes a Saltillo acudía a la iglesia de Fátima para aclarar dudas, éstas no fueron resueltas de manera satisfactoria por el sacerdote.
“Yo empecé a tambalear, en la Biblia decía no comas puerco, que David rezaba orientado al sol, yo veía que lo que hacían los musulmanes era lo que venía en la Biblia, que tenían varias mujeres”, dice sonriendo.
Al concluir la lectura de la Biblia, empezó a leer el Corán, en él descubrió la esencia de la Biblia, sin embargo el musulmán a diferencia del católico seguía las normas. A Rito III, de profesión ingeniero, acostumbrado a seguir pasos y métodos, eso le gustó.
Había pasado un año y medio y su relación a la distancia con Herwinda avanzó a tal punto que se presentó con sus papás, y el único requisito que el padre de ella le puso era que si la pretendía en serio se convirtiera al islam.
“Yo estaba de vacaciones, y leía, hay un momento donde se pone fuerte el mensaje y dice si tú eres un hombre verdadero que amas a Dios, al leer estas palabras soltarás en llanto, y me solté llorando, me arrodillé, dije, Dios tú me has iluminado y mostrado la manera”, cuenta.
Aquel día se convenció de convertirse, fue con un obispo o imán, y testificó que sólo hay un Dios y que Mujámed (Mahoma) era su último profeta.
Le dieron un nombre musulmán, Mohamed Rido, les comentó a sus padres y se extrañaron, pero al ver que dejó de beber y vieron un cambio positivo dejaron de cuestionarlo.
Tras vivir en distintos países junto con sus hijos de 10, 7 y 4 años, hace unos meses llegó a Saltillo: “Me da alegría estar en mi tierra, porque hay gente como Denis y Maricela con quienes podemos compartir nuestras experiencias y traer la religión acá, exponerla, porque antes no la conocíamos”, dice al referirse a dos de sus invitadas, quienes están interesadas en el islam.
Le da tristeza que no exista una mezquita en Saltillo, extraña levantarse desde las cinco de la mañana para rezar junto a otros musulmanes, añora los viernes y vivir el Ramadán en comunidad.
Rito III es vendedor y recorre las plantas armadoras, camina largos trayectos, y apenas ha conseguido un lugar donde rezar en su trabajo, ha visto la gran diferencia con países como Pakistán, donde los musulmanes tienen facilidades, salen más temprano en tiempos del Ramadán precisamente para evitar accidentes derivados de no comer.
Justo antes de la comida, sus niños llegan del campamento de verano a tiempo para rezar; él y su hijo Rito IV se lavan su cara y sus brazos como un acto de purificación y encabezan el rezo junto con Herwinda y sus invitadas, la oración se lleva a cabo en una de las recámaras de la planta alta de su casa, un espacio sencillo, cubierto de alfombras y cojines.
La ilusión de Rito III es poder rezar en una mezquita como Dios manda, por eso se ha empeñado en buscar a otros musulmanes en Saltillo, el año pasado conocieron a Gabriela Carreón en Bangladesh, otra saltillense que en Estados Unidos tiene el mismo sueño, construir en su ciudad natal un centro de oración.
LA MAESTRA DEL CORÁN
Desde hace años Gabriela había pensado difundir el islam en Saltillo, sin embargo la vida la había tenido ocupada en el estudio del Corán en Egipto, la enseñanza a sus hijos, y las clases a mujeres latinas conversas en Estados Unidos.
“La vida me ha puesto en este camino, en distintos lugares, yo pienso que esto es de Dios, pienso que Dios me ha elegido, cuando era joven en mis altas y bajas yo le pedía a Dios que me hiciera monja, pero mira ahora yo traigo una vestimenta similar a la de una monja, en otra etapa le pedía que me llevara con Él, me está acercando, me está guiando para hacer cosas , el islam ha llenado mi vida”, comenta Gabriela Carreón.
Recién llegó de Estados Unidos a su casa ubicada en la colonia Chamizal, en Saltillo, para organizar el primer evento para difundir el islam.
Gabriela cuenta que a los 20 años viajó al país del norte para conocer algo nuevo, y lo hizo, se acercó al islam al casarse, pues aunque ella acudía a una iglesia católica donde veía a Jesús crucificado, y trataba de seguir la tradición de un Dios en tres personas, su esposo de origen paquistaní acudía a una mezquita.
Preguntaba a su esposo Tanveer Moosa “¿Tú a quién le estás rezando?” y él respondía “Le estoy rezando a Dios directamente”.
Cada viernes iba y se sentaba a observarlo, con el tiempo empezó a rezar y pedirle a un solo Dios, aunque le costaba trabajo, porque nunca había escuchado de Mahoma, o Mujámed.
Durante los últimos 10 años ha pasado el ciclo escolar en Egipto porque lleva a sus hijos a que aprendan árabe y el Corán.
En Houston, Estados Unidos, radica sólo en veranos, vive en una comunidad latina de inmigrantes musulmanes y conversos, donde la mezquita se llena y en la época del Ramadán falta lugar para rezar.
“La comunidad hispana está tratando de ayudar a los latinos de lo que hemos aprendido, hay clases de islam en español, hay clases de árabe, y ahorita yo soy la única latina que está dando clases de árabe, a veces como no hay maestro cuando me voy, damos clases por sky”, explica Gabriela.
Ella imparte clases en el Instituto As-Sabeel y sus alumnas son mujeres mayores, jovencitas, y también hombres porque no hay nadie que les enseñe.
Lo que ella descubre al enseñar el islam es la misma emoción que sintió cuando leyó por primera vez el Corán, Gabriela posee una acreditación para saberlo leer, pues se requiere una entonación especial, además de entenderlo.
“Mi esposo dice que él va detrás de mí, que yo llevo la delantera. Y su mamá está contenta de que yo haya llegado a su vida, él está haciendo más. En su país es mucha la pobreza, hay lugares donde no ha llegado el agua, es tan poco el ingreso y él ayuda a la mezquita y a tener escuelas islámicas para los hijos, porque el Gobierno no ayuda en eso”, dice.
Gabriela admira a su esposo profundamente, él tiene un negocio de cambio de aceite y autolavado, además estudia, ahora mismo cursa una licenciatura en Ciencias Políticas y duerme muy poco.
En la sala junto con su esposo están sus dos hijos, Abraham el más grande, es un joven que considera que tener a sus padres es una bendición y se impacta con un capítulo del Corán donde dice que es imposible que alguien pueda sufrir y suplir el dolor que siente una madre cuando un hijo nace.
Tanto Gabriela como su familia acudieron a la Meca y hoy su propósito es seguir extendiendo el mensaje del profeta Mujámed (Mahoma), tanto en Estados Unidos como en Saltillo, pese a que la discriminación en el país del norte está a la orden del día.
“Lo que vemos ocasionalmente en nuestras amistades es que las insultaron, que las aventaron, la mayoría de musulmanes son gente extranjera no americanos, somos en su mayoría inmigrantes”.
Piensa que la gente no tiene derecho a prohibir a la mujer musulmana que se cubra, es una ofensa forzarlas a despojarse del velo que se han puesto por convicción y no por opresión:
“La mujer en el islam, es una bendición especial, antes a las niñas se les enterraba vivas, esto cambió con el islam, antes eran consideradas una amenaza, un objeto sexual, el islam dio a este sector el lugar legítimo en la vida, “respetar los úteros que los guardaron”, hombres y mujeres tienen los mimos derechos, además eliminó falsos conceptos de que Eva tentó a Adán. En el islam los hijos tenemos que obedecer a la madre, la mamá está sobre todas las cosas después de Dios”, refiere Gabriela.
En México no ha sufrido discriminación, su madre también se ha convertido y al igual que ella viste cubriendo su cuerpo dejando a la vista sólo su rostro, y aunque su padre sigue siendo católico y revela que a estas alturas de su vida no cambiaría de religión, acompaña a su hija por una sencilla y poderosa razón: “Gaby es mi hija y la quiero”.
Gabriela cuenta que un día entró a Facebook para ver con quiénes charlaban sus hijos, ahora lo utiliza para contactarse con musulmanes que tienen en común una ciudad: Saltillo.
Cuando camina por el centro de Saltillo a Gabriela le preguntan por qué está vestida así, cuando camina con su hija le dicen que la joven parece maniquí, a menudo piensan que no es real, entonces aprovecha para entregarles un folleto o un libro del islam que, como hoy, siempre trae por ahí.
EL ISLAM EN EL MUNDO
Estudios sobre religión del 2010 al 2050 el islam será la única religión que crecerá más que la población del mundo, esto en un 73 por ciento.
Según el INEGI, en 2000 se contabilizaban mil 421 practicantes del islam en el país, la cifra se duplicó en 2010 a 3 mil 760, y de acuerdo con el Instituto de Lengua y Cultura Árabe México en este momento deben existir unos 5 mil, pues cada día más hombres y mujeres se convierten gracias a las redes sociales.
Actualmente el único centro de oración para practicantes del islam en Coahuila se sitúa en Torreón, por lo que un grupo de casi 20 creyentes de Alá y el profeta Mahoma, entre extranjeros y mexicanos, se han unido para realizar estudios del Corán y practicar sus ritos en Saltillo.
*El profeta Mujammad nació en la Meca en el año 570 de la EC. A la edad de 40, Muhammad recibió su primera revelación a través del Arcángel Gabriel. Las revelaciones continuaron durante 23 años y son colectivamente conocidas como el Corán.
PILARES DEL ISLAM
Los cinco pilares del islam son la esencia misma de la vida de un musulmán: el testimonio de fe, la Oración, dar el Zakat (ayuda a los pobres), ayunar durante el mes del Ramadán y la peregrinación a la Meca, una vez en la vida para aquellos que tengan las posibilidades de hacerlo.
1) El Testimonio de Fe: consiste en decir con fe y convicción “la Ilaha illa Allah, Muhammad rasúl Allah” esto significa: “No existe dios verdadero sino Allah, y Muhammad es el mensajero de Allah”.
2) La oración: los musulmanes rezan cinco oraciones diariamente. Cada oración no dura más de cinco minutos y es la conexión directa entre Dios y el creyente, pues no existen intermediarios entre Dios y el que cree.
Las oraciones son realizadas en el amanecer, al medio día, la media tarde, el ocaso y la noche. El musulmán puede realizar la oración en casi todo lugar, tal como campos, fabricas, oficinas, universidades, etcétera.
3) Dar el Zakat o ayuda para los necesitados: todas las cosas le pertenecen a Dios, y la riqueza por lo tanto ha sido colocada en las manos de los seres humanos tan solo para que la administren. El significado original de la palabra Zakat es “purificación” y “crecimiento”. Dar el Zakat significa “dar un porcentaje especificado sobre ciertas propiedades a ciertas clases de gente necesitada”.
4) Ayunar el mes de Ramadán: cada año durante el mes (lunar) de Ramadán, todos los musulmanes ayunan desde la salida del sol hasta la puesta del mismo, absteniéndose de comer, beber y tener relaciones sexuales. Es considerado como un método de autopurificación espiritual.
5) El Peregrinaje a La Meca: la peregrinación anual (Hayy) a La Meca es una obligación a cumplir una vez en la vida, para aquellos que tengan los medios físicos y financieros de realizarla. Cerca de 2 millones de personas van a La Meca todos los años, de todos los rincones del planeta, y a pesar de que siempre está llena, el Hayy anual comienza en el duodécimo mes del calendario islámico.
Estudios sobre religión del 2010 al 2050 el islam será la única religión que crecerá más que la población del mundo, esto en un 73 por ciento.
Según el INEGI, en 2000 se contabilizaban mil 421 practicantes del islam en el país, la cifra se duplicó en 2010 a 3 mil 760, y de acuerdo con el Instituto de Lengua y Cultura Árabe México en este momento deben existir unos 5 mil, pues cada día más hombres y mujeres se convierten gracias a las redes sociales.
Actualmente el único centro de oración para practicantes del islam en Coahuila se sitúa en Torreón, por lo que un grupo de casi 20 creyentes de Alá y el profeta Mahoma, entre extranjeros y mexicanos, se han unido para realizar estudios del Corán y practicar sus ritos en Saltillo.
*El profeta Mujammad nació en la Meca en el año 570 de la EC. A la edad de 40, Muhammad recibió su primera revelación a través del Arcángel Gabriel. Las revelaciones continuaron durante 23 años y son colectivamente conocidas como el Corán.
PILARES DEL ISLAM
Los cinco pilares del islam son la esencia misma de la vida de un musulmán: el testimonio de fe, la Oración, dar el Zakat (ayuda a los pobres), ayunar durante el mes del Ramadán y la peregrinación a la Meca, una vez en la vida para aquellos que tengan las posibilidades de hacerlo.
1) El Testimonio de Fe: consiste en decir con fe y convicción “la Ilaha illa Allah, Muhammad rasúl Allah” esto significa: “No existe dios verdadero sino Allah, y Muhammad es el mensajero de Allah”.
2) La oración: los musulmanes rezan cinco oraciones diariamente. Cada oración no dura más de cinco minutos y es la conexión directa entre Dios y el creyente, pues no existen intermediarios entre Dios y el que cree.
Las oraciones son realizadas en el amanecer, al medio día, la media tarde, el ocaso y la noche. El musulmán puede realizar la oración en casi todo lugar, tal como campos, fabricas, oficinas, universidades, etcétera.
3) Dar el Zakat o ayuda para los necesitados: todas las cosas le pertenecen a Dios, y la riqueza por lo tanto ha sido colocada en las manos de los seres humanos tan solo para que la administren. El significado original de la palabra Zakat es “purificación” y “crecimiento”. Dar el Zakat significa “dar un porcentaje especificado sobre ciertas propiedades a ciertas clases de gente necesitada”.
4) Ayunar el mes de Ramadán: cada año durante el mes (lunar) de Ramadán, todos los musulmanes ayunan desde la salida del sol hasta la puesta del mismo, absteniéndose de comer, beber y tener relaciones sexuales. Es considerado como un método de autopurificación espiritual.
5) El Peregrinaje a La Meca: la peregrinación anual (Hayy) a La Meca es una obligación a cumplir una vez en la vida, para aquellos que tengan los medios físicos y financieros de realizarla. Cerca de 2 millones de personas van a La Meca todos los años, de todos los rincones del planeta, y a pesar de que siempre está llena, el Hayy anual comienza en el duodécimo mes del calendario islámico.