lunes, 19 de octubre de 2015

Cartas sin dirección


Letras del dolor: la esperanza vive
 Por Ruta Libre
Intentar una nueva vida en la ausencia parece imposible, familiares de desaparecidos en Coahuila se manifiestan a través de cartas llenas de esperanza y amor

Por: Leticia Espinoza y Paola Aguirre Praga | Saltillo, Coahuila.- A la hora del almuerzo, Silvia Ortiz  piensa en qué estará haciendo su hija. Imagina un par de escenarios, pero la realidad es que no sabe. Desapareció desde hace 11 años y desde entonces se ha dedicado a buscarla.

Le ha dicho tantas cosas en silencio que ya no puede callar. Se ha convertido en una detective amateur, que para financiar la búsqueda de su hija ha tenido que vender su casa y vehículos. Cada día, le habla y cuando puede, le escribe.

Ruta Libre realizó un ejercicio para dar voz a los familiares de los desaparecidos en Coahuila. Madres, padres y hermanos que viven en la incertidumbre escribieron cartas a los que no están, a los que esperan ver con vida algún día.

Los espacios no han sido ocupados por nadie, en cada vivienda se mantiene viva la esperanza del regreso. En estas letras hay cariño en espera, besos almacenados, abrazos suspendidos y palabras que desean ser entregadas. Pertenecen a las familias en las que las heridas duelen porque siguen abiertas, no cerrarán hasta no encontrar a esos hombres y mujeres de los que no hay rastro.

A las autoridades locales se ha exigido justicia, mejora de protocolos de búsqueda y ante la falta de respuesta, la exigencia se eleva hasta un ser supremo al que se le implora piedad, al que se le suplica día a día que estén en donde estén, cuide de los ausentes.

“A veces no soy tan buena escribiendo mi dolor”, dijo Marcela al enviar el mensaje para Humberto, su hijo desaparecido desde hace seis años. Lo logró, dedicó un par de líneas que le costaron intentos durante semanas, de ellas brotaron la tristeza y el vacío que dejó su ausencia.

Las hojas en blanco de libretas y cuadernos se llenaron de líneas escritas con incertidumbre y esperanza, que sólo entiende quien no se cansa de buscar. Los familiares han sumado su sufrimiento al de otros que, padeciendo el mismo dolor, integraron grupos como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, Fuundec, en Saltillo, y Víctimas por sus Desaparecidos en Acción, Vida, en Torreón. La lucha aún no termina.

ELLA NO MERECÍA ESTO

El 5 de noviembre de 2015 se cumplirán 11 años de que Silvia no ve los ojos claros de su hija Silvia Viesca Ortiz. Su “chaparra” desapareció en las calles oscuras del centro de Torreón, cuando regresaba de una práctica deportiva del colegio. Desde entonces no ha dejado de buscarla, junto con otros padres inició la lucha a través del grupo Vida. Con herramientas de búsqueda como machetes, cuchillos, rastrillos y algunas varillas han buscado en el desierto coahuilense, en el intento de encontrar una esperanza de vida.

Para: Silvis

Chaparra, no sé qué está pasando, no te encuentro y mi vida se consume en el dolor, la desesperación. Te necesito como al aire, ¿hija dónde estás?

Me dicen que si te siento aún estás viva, yo lo único que sé es que no estás, que no te puedo abrazar que no sé qué está pasando.

Sé que has sufrido mucho y que yo no he podido ayudarte, hija, te amo y no sé qué hacer.

Le he suplicado a Dios por encontrarte y siento tanto dolor. Creo en Él, sin embargo hay momentos en que reniego pues no veo que me escuche. Dios ten piedad.

Padre mío ella no merecía esto y sólo tú puedes ayudarla, Señor ten piedad, en tus manos estamos y en ti confiamos, Señor no nos desampares.

Señor háblale al oído y dile que la busco, que pienso en ella, y dile que la amo, que todos en casa añoran volverla a ver… Señor ten piedad.

Te amamos, te necesitamos… Silvia, te queremos ver.

Tu madre Silvia Élida Ortiz Solís





MIJO, TE ESTAMOS ESPERANDO

Desde el 2012 Martín Cruz Batres todos los días espera que su hijo Cruz regrese a casa. Desapareció al salir del trabajo, en la fábrica Peñoles. Ahora, si conserva la vida, tiene 26 años y su familia espera que un día atraviese la puerta de la casa, ahí lo esperan para darle los besos que por tres años le han guardado.


Para: Cruz Martín Batres Ramírez

De: Su familia, te amamos.

No sé cómo empezar, hay tantas cosas que quisiera decirte, por el momento quiero que sepas que te extraño muchísimo y te estamos esperando.

No pararemos hasta que estés en nuestra casa, haciendo las cosas que tanto te gustan y reírnos, abrazarte, darte todos esos besos que en este tiempo he tragado amargamente y que a mi corazón se lo está comiendo esta angustia.

Que sepas que tu hijo te quiere y te ama, te necesita, te puedo decir que tus hermanas ‘mijo’ están destrozadas por la desesperación de no tener noticia tuya.

Hijo cuídate mucho y que Dios te bendiga donde quiera que estés, no pararemos hasta encontrarte.



ROTA, MIENTRAS TE ESPERO

La tristeza de María Guadalupe Delgado Sandoval se puede describir en 75 palabras. Sus líneas van dirigidas a su hija Luz Alejandra Martínez, reportada como desaparecida el 5 de febrero de 2015 en Lerdo, Durango. La petición es única: que Dios la cuide donde quiera que esté.

Para mi Lucecita:

Estoy triste a veces, estoy rota de vez en cuando… No siempre soy la persona que todos quieren ver alegre.

A veces no quiero hablar con nadie, a veces dejo que mi corazón llore hasta secarse.

A veces trato de ser humana, sólo por qué no estás mi niña. No estoy cerca de ti, pero donde quiera que estés deseo que Dios te proteja y te bendiga siempre. Luz Alejandra Martínez Delgado.



EL MISMO CIELO

El día que cumplió 25 años Fred decidió subirse a una motocicleta, junto con un amigo. El destino era La Partida, un ejido del municipio de Torreón, Coahuila. Desde aquel día, un 16 de septiembre de 2010, Yesica dirige su mirada al cielo con la seguridad de que es el mismo que su hermano observa.

Para: Jesús Alfredo Chaires Castro

De: Tu familia, jamás te olvidamos.

Hermanito nuestra vida se detuvo, al igual que la tuya, han pasado tantas cosas desde que te arrebataron de nuestras vidas.

A diario miramos el cielo y sé que es el mismo que miras tú, te vemos a través de él y suspiramos. Pronto volveremos a vernos y estaremos unidos como siempre.

Mi Dios es el único poderoso de este mundo y hará justicia, pronto nos dará la felicidad de verte hermano.

Te quiero y te extraño, nos haces mucha falta a todos, confía en Dios que pronto estarás de regreso.

Te amamos Fred, no pararemos jamás hasta encontrarte.


HUECO EN EL CORAZÓN

El 5 de mayo de 2011 cambió la vida de Marcela. Era jueves, justo el día que le habían dado libre en el trabajo y en el que su hijo regresaría de trabajar como “cerillito” sin su compañía, como siempre lo hacía. Humberto tenía 16 años. Nunca llegó.

Para: Cosme Humberto Alarcón Balderas

Desde el día que desapareció mi hijo Humberto todo cambió, ya no hay risas en la casa, todo es soledad, se perdió la tranquilidad, él era para mí, mi hijo, mi amigo, mi apoyo.

A pesar de todo lo que pasaba en casa éramos felices porque estábamos juntos, no importaban los problemas porque los tenía a los tres a mi lado.

Tu desaparición dejó un vacío en mi corazón, un hueco, una tristeza irremediable, han sido difíciles estos cuatro años cinco meses, sin ti, se hacen eternos.

Te extrañamos, nuestra vida y la de tus hermanos cambió de la noche a la mañana…

Tu madre… Marcela Balderas.




SEIS AÑOS DE AUSENCIA

Lulú Herrera se convirtió en madre el 2 de octubre del año 2000. Brandon, su “gordito” la llenó de alegría y aunque a los 9 años lo separaron de ella, no hay día en que no pida a Dios que lo cuide. Orgullosa de haberle dado la vida, lo bendice, porque su desaparición la convirtió en una madre valiente, incansable y guerrera que no abandonará su búsqueda.

Para: Brandon Esteban Acosta Herrera.

Mi niño hermoso, hoy se cumplen seis años en que las manos perversas de personas sin corazón y sin sentimientos privaron tu libertad al desaparecerte junto con tu papito y tus tíos.

Seis años es tanto y tan poco a la vez, pues ni yo misma me explico cómo he podido vivir con este dolor de no tenerte a mi lado Mi Amor. Seis años de buscarte y no encontrarte, seis años Mi Niño de pensarte día y noche, seis años de iniciar el día pidiendo a Dios encontrarte y por la noche, al terminar un día más sin saber nada de ti, implorarle que me dé vida y fortaleza para seguir en tu busca. Seis años Hijito... Seis años!!!

Que el tiempo borra las heridas y quita el dolor dicen y piensan muchos, pero eso es mentira Mi Niño, desde que no estás conmigo es muy fuerte el sufrimiento y este tormento del alma y de mi mente, pero más grande y más fuerte que eso, es mi amor por ti y por papi Hijito. Mi amor por ustedes ni el tiempo ni el dolor lo va a arrancar de mi corazón.

Y una vez más mi amor, teniendo a Dios y al cielo por testigos, reafirmo mi promesa hacia ti... No te voy a fallar Hijito, te buscaré hasta encontrarte con todo mi amor y toda la fuerza de mi corazón.

Brandito: todas las madres que tenemos hijos e hijas desaparecidos nos hemos unido, estamos hermanadas en esta batalla, apoyadas por muchas manos solidarias de personas buenas que caminan con nosotras. Las madres ya no lloramos ni suplicamos... ahora las madres exigimos, pensamos y peleamos mi amor, nos hemos convertido en verdaderas madres guerreras, luchando con uñas y dientes por encontrar a nuestros hijos e hijas, porque a todos nos hacen mucha falta.

También quiero decirte Mi Niño Hermoso, que sigues siendo una gran bendición en mi vida, mi gran tesoro, tú me haces vivir Mi Niño, me has dado fuerza, fe y esperanza para luchar por encontrarte y que volvamos a ser tan felices y cumplir tantos sueños que han quedado suspendidos Mi Chiquito. A través de estas líneas y de mi corazón recibe un abrazo lleno de mucho amor de toda tu familia que te quiere y con fe te espera, especialmente de tu abuelita y tu hermanita, que ahora ya es una mujercita fuerte y valiente y quien me da su apoyo y amor para seguir en pie, ya no es la Pequeña Princesa, ahora es MI PRINCESA GUERRERA.

Hijito: al amanecer de cada día, pido al cielo que te abrace inmensamente como yo no puedo hacerlo, y por las noches, mirando la luna y las estrellas, suplico a Dios que te guarde en sus manos donde quiera que estés Mi Pequeñito.

Dios te bendiga y te proteja a cada momento Mi Amor.

Te amo, te busco y siempre lucharé por encontrarte, confío en Dios y sé que mi lucha valdrá la pena y tiene un nombre:

BRANDON ESTEBAN

Con todo mi amor de madre para ti... Mi Niño Hermoso, que Dios te bendiga.



¿QUÉ TE HAN HECHO?

Hace 3 mil 146 días Diana Iris no escucha la voz de su hijo Daniel. Tampoco siente el abrazo fuerte al que ya estaba acostumbrada. El dolor de su desaparición se ha convertido en un grito, en una exigencia de justicia por la búsqueda de los que no están, de los que fueron arrebatados de sus familias. La búsqueda de su “güero hermoso” desaparecido el 21 de febrero de 2007 en Ramos Arizpe, Coahuila, aún no termina.

Para: Daniel Cantú Iris en donde quiera que esté, en donde quiera que lo tengan. En donde quiera que Dios lo esté cuidando.


Dany, mi güero hermoso:

Un miércoles 21 de febrero de 2007 nos cambiaron la vida, la tuya, la mía, la nuestra: te desaparecieron, te arrebataron de mi lado.

Aquel 21 de febrero de 2007 ya no regresaste a casa. Ese día empezó la tragedia más grande de nuestra vida.

Es increíble cómo pasan los días, cómo se fueron convirtiendo en años. ¡El tiempo es imposible detenerlo!

Hoy aún no sé en dónde estás, en dónde te tienen, qué te han hecho, cómo estás? No he podido dar con tu paradero, saber la verdad de lo que ocurrió, pero continúo tu incansable búsqueda. Al contrario, cada vez son más los jóvenes que desaparecen y no se actúa inmediatamente, la justicia sigue cautiva y para rescatarla habrá que seguir construyéndola sobre las bases de la conciencia y la organización, y tejerla como una red, entre todos.

Han sido años de enfrentarme con la impunidad y corrupción. Años de búsqueda. ¿Cuántos más?

Hace 3 mil 146 días que no escucho tu voz, ni siento tu abrazo fuerte, atropellado, ni tu aroma me sorprende por la espalda.

La incertidumbre y el dolor de no saber en dónde estás no han cesado desde ese día.

¿Dónde está la verdad? ¿Dónde está la justicia?

Sin embargo, quiero que sepas que me haces mucha falta, que extraño tus abrazos, tu sonrisa, tu voz, tu presencia. Que te quiero y te busco. Que aunque este dolor no ha cesado, lo he transformado en rabia, en indignación, en fuerza, en dignidad, en lucha, en resistencia. He colectivizado mi maternidad, mi lucha y mi esperanza.

Hijo mío: Te di la vida y lucharé cada instante de la mía hasta encontrarte, hasta que se enjuicie y castigue a los responsables y sus cómplices, hasta saber la verdad, hasta que se haga justicia.

Mi güero hermoso, no estás solo. Hoy te recordamos y siempre te buscamos. Tu memoria vive y se fortalece. No eres un número, tienes una familia, tienes una historia y sueños que hasta el día de hoy se vieron truncados. No eres un expediente o un caso más.

Eres el deportista, el ciclista que durante 10 años de carrera diste gloria al estado de Coahuila, obtuviste dos medallas de oro a tus escasos 11 y 13 años, lo que nunca antes se había logrado, tus dos medallas de plata a los 17 años en pruebas de pista y las dos de bronce en pruebas de ruta por equipo, ¿te acuerdas hijo?, la dicha en el podium. Y hoy me pregunto ¿qué hace el gobierno de este estado por encontrarte? ¿Acaso sus habitantes sólo importan mientras son aprovechables?

Sólo puedo decirte que todos los actos que he realizado para poder recuperarte son motivados por el amor, por la lucha a preservar tu memoria y para que tu rostro jamás sea olvidado. Devolverte la dignidad que esta guerra intentó arrancarnos.

Eres también el bailarín, el ingeniero industrial, el amigo solidario, el hombre sensible y comprometido con sus semejantes.

Mi güero hermoso, hasta ti llegarán estas líneas, llenas de esperanza y de inmenso amor de que un día no muy lejano si Dios lo, permite completaremos este abrazo suspendido.

Seguiré luchando cada instante de mi vida hasta encontrarte.

Eres mi Dany, mi güero hermoso.
Tu madre que te quiere y te busca.
Diana Iris García.




ESTÉS EN DONDE ESTÉS

Los recuerdos de Lupita siguen vivos. Aquellos días en que junto con su hermano Jaime Cesar Álvarez García los sorprendía la noche platicando de sus experiencias están intactos. Los escasos días de visita en Saltillo no les alcanzaban para hablar de todo lo que ocurría en sus vidas. Jaime César partió rumbo a Dallas, Texas. Haría una parada en Piedras Negras un 6 de enero de 2012, antes de llegar a su destino. Desde entonces, ella y su madre iniciaron una búsqueda que aún no termina.

Querido hermano César:

Te escribo estas líneas que ojalá donde quiera que te encuentres puedas leerlas y sepas que nos haces mucha falta, que te extrañamos cada día que pasa, también quiero que sepas que no te dejamos de buscar, estamos luchando por encontrarte y sé que lo vamos a lograr.

Te pido que seas fuerte igual que nosotros, hemos pasado y aprendido muchas cosas con tu desaparición, conocimos mucha gente muchos lugares por ti y por muchos que están en la misma situación, pero tenemos fe de que pronto estarás de vuelta en casa desde antes que veas lo grandes que están tus sobrinos, que veas la estola de mi graduación y todas tus cosas que están en espera por ti.

Te quiero, te amo, te extraño y te espero. Hasta el último rincón de este mundo iremos a buscarte.

Atentamente tu hermana Lupita.


VIDA INCOMPLETA

El cabello de Yolanda se ha vuelto cano. La edad le pesa, la diabetes la agobia y el sufrimiento la acaba. Pero el amor por su hijo Dan Jermel la sostiene día a día. Su fe en Dios le dice que lo encontrará, no abandona la lucha que conserva la esperanza de volver a ver a su hijo.

Mí amado hijo Dan Jermel:

Te extraño tanto, me falta escuchar tu voz en el día a día, tu apapacho, tu amor, tu olor.

Esta vida incompleta sin tu presencia, cada día es más doloroso, más triste, es una herida que se pudre y punza y duele más y más.

Yo sigo firme en tu búsqueda, porque siento que estás vivo y eso me mantiene en pie, llena de fe y esperanza en tu regreso.

Mi corazón, mi amor y mi bendición y oraciones están contigo, te amo hijo, Dios contigo, sé que pronto te abrazaré.

Tu madre que te ama

Yolanda Morán Isaís

 

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