martes, 27 de septiembre de 2011

Reliquia del papa Juan Pablo II en Penales de Saltillo

Resguarda pastoral penitenciaria de la Diócesis de Saltillo cáliz utilizado por el papa Juan Pablo II


Leticia Espinoza
Zócalo Saltillo

Mientras la Diócesis de Saltillo se prepara para recibir la reliquia del papa peregrino, una ampolleta que contiene su sangre, la pastoral penitenciaria custodia celosamente otra reliquia del Santo padre: un cáliz donde se consagra el vino, la sangre de Cristo, copa que fue entregada por el Papa Juan Pablo Segundo a Monseñor Francisco Villalobos para ser utilizada en los penales.

“En una visita a Sevilla los hermanos Javiares reglaron este cáliz al papa, donde sea él que andaba se le acostumbraba reglar cosas y tenía un montón de cálices, en Sevilla la hermandad de los javieres entregaron el cáliz y él lo recibió en su manos, luego lo llevó al Vaticano, y cuando los obispo mexicanos se reunieron con él, se le ocurrió reglarles los muchos cálices que él tenía con la condición de se utilizaran en los penales de México” relata el padre Robert Coogan.

El sacerdote coordinador de la Pastoral Penitenciaria, narra que el papa Juan Pablo confirió el cáliz a monseñor Francisco Villalobos hace muchos años, y posteriormente el obispo emérito lo entregó cerca de la década de los ochentas a la pastoral penitenciaria en tiempos del señor Alejando Aguirre quien fue también coordinador , hasta que finalmente llegó a sus manos.

“Adentro del penal es fácil pensar que uno está olvidado en el mundo, y mirando este cáliz uno se da cuenta que Juan pablo II nunca se olvidó de los encarcelados, él quiso estar presente con ellos y sigue estando presente por medio de este cáliz, entonces cuando afuera estén festejando cundo vengan las reliquias adentro nosotros tenemos algo de èl”, afirma el sacerdote para hablar del significado de este objeto religioso en la Diócesis de Saltillo.

Gustavo Hernández colaborador de la pastoral penitenciaria señala que viene la reliquia de la sangre del papa, pero aquí en Saltillo en una de sus reliquias se consagra la sangre de Cristo, objeto sagrado que podría considerarse de tercer grado por ser algo que utilizó el papa Juan pablo Segundo, por tratarse de algo que estuvo en sus manos.

Hernández señala que el cáliz necesita ser restaurado con un baño de plata para que recupere la majestuosidad con la que llegó a Saltillo, pues el uso y el paso del tiempo lo han deteriorado y ahora solo se utiliza en las celebraciones fuertes, en la Pascua, la Navidad, o momentos especiales, pero se plantea que para la llegada de la reliquia a Saltillo en Noviembre éste vaso sagrado quede retocado.

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