POR AQUÍ NO VA PASAR EL PAPA
POR: LETICIA ESPINOZA
Ciudad Juárez
Por aquí no pasará el papa Francisco, son las calles Noche Triste,
Vicente Guerrero en la Zona Centro de Ciudad Juárez donde cada poste es
aprovechado para pintar un cuadro rosa y sobre él una cruz negra para recordar
que en ese preciso sitio una mujer o una niña desapareció.
Don José Castillo, padre de Esmeralda Castillo desaparecida
desde 2009, recorre cada lugar marcado por la indiferencia de la gente que vive
la cotidianidad del centro de la ciudad fronteriza entre las ventas y la
música. Porta un mandil rosa de plástico
pese a que la temperatura aumenta y el sol calienta su cuerpo, no le importa,
porque ahí lleva el rostro de su hija.
“Andamos caminando a ver si hoy
que viene tanta gente alguien tiene una pista o se lleva la imagen de nuestra
hija y que pronto la tengamos de regreso” dice a unas horas de que el Santo
padre arribe a Juárez.
“A mi niña la llevábamos a diario a
la escuela pero ese día estaba enfermo, eran las las doce y media y tomo el
transporte y en la calle de Guerrero y Rafael Velarde tenía que transbordar, el
chofer dice que ella se bajó aquí, pero desde ese día ya no la volvimos a
ver", dice con la voz entrecortada.
Esmeralda Castillo tenía 14 años
al momento de su desaparición era muy apagada a su familia, le gustaba rescatar
perros y gatos de la calle, y Don José la reprendía, pero la final lo convencía
diciéndole que los animales comerían de lo mismo que comían en la familia,
decía que su sueño era ser veterinaria. Don José es de los pocos padres que buscan a
sus hijas, pue la mayoría son madres:
“Nos han metido a la cárcel acusándonos de miles de cosas, lo
último fue el año pasado que vino el presidente Peña Nieto a quien le pedimos
que interviniera y en respuesta recibimos unas cachetadas de la guardia del Estado
Mayor, pero resultó que al otro jueves se presentan los de la Fiscalía a mi
casa y dicen que ya la encontraron, pero sin vida”.
En enero de 2015, la Fiscalía de Chihuahua pretendía darle
un hueso como único resto de Esmeralda, una respuesta que él y su familia se
niega a aceptar luego de ver centenas de inconsistencias.
“Por qué me entregan un hueso de siete centímetros si todos
tenemos 209 huesos, dónde están los demás. Mucha gente puede vivir con un pie, platicamos
con una muchachita que logró escaparse de una red de trata de personas y ella
nos dice -es que si se diera cuenta usted cuanta cosa nos hacen para asustar a las demás y para que no intentamos escapar,
que no se le haga raro que a su niña le hayan cortado un pie para escarmentar a
las demás-”.
Esa revelación aumenta sus dudas y hasta este momento no se
le ha practicado una prueba de ADN al hueso para corroborar que efectivamente
se trate de su hija. Solo después de ocho meses la Fiscalía permitió que la PGR
realizara las pruebas genéticas.
“Donde me dijeron que se había encontrado a mi hija, fue en
el arroyo del Navajo, les pedí a las autoridades que fuéramos a hacer un nuevo
rastreo, porque tengo la fe y esperanza de que esté con vida, también tengo los
pies en la tierra de que pueda estar muerta, fuimos hasta México palanteamos
nuestras dudas y la SIEDO nos apoyó con treinta peritos, para hacer un rastreo
y la fiscalía se unió, se encontraron nuevamente
12 restos óseos que hasta el momento no sabemos si son de Esmeralda u otra
chica” dice.
Esto permitió que en lugar de que al expediente se le dé
carpetazo contabilizándolo como feminicidio, se reabriera y se continúe en búsqueda:
“Otra cosa es que me entreguen un cráneo o espina dorsal
pero el fragmento que me quieren entregar me llena de dudas”, dice.
Antes que desapareciera su hija en 2009, Don José laboraba
como empleado municipal, bastaron seis meses para que lo despidieran, le
dijeron “Castillo o se va buscar a su hija o se queda en el trabajo”.
Castillo eligió buscar a su hija, vende hamburguesas junto
con su esposa o hace cualquier trabajo que sele atraviesa, se ha dedicado a
buscar incluso en bares donde se mete de indigente y gracias eso algunas madres
han recuperado a sus hijas, le da alegría saberlo pero la final le queda un vacío
porque pregunta ¿y mi hija cuándo aparecerá?
“Dicen que ya no hay desaparecidas y lo triste es que la
gente lo crea y bajamos la guardia y ponemos
en riego a nuestras hijas cuando esa no es a la realidad” dice.
Mientras camina por la calle Guerrero donde tan solo en una
cuadra se han desaparecido 93 jóvenes, lamenta que al Papa las autoridades
traten de enseñarle una realidad que no es la de Juárez, que se empeñen en
decir que las desaparecidas han sido recuperadas, dice que cree en Dios y
gracias a él sigue de pie, por eso cuando llegue Francisco no reclamará a él no
tiene nada que reclamarle, a la autoridades sí.
DE 1989 A LA FECHA SE HAN CONTABILZADO
1750 FEMINICIDIOS EN CIUDAD JUAREZ
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